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Mogador: el deseo, el cuerpo y las raíces primordiales

Alberto Ruy Sánchez es un prolífico escritor mexicano, autor de numerosas nove-las y ensayos, y editor de la notable publicación Artes de México. Hay en su haber la magna obra Quinteto de Mogador, publicación que reúne cinco novelas que vie-ron su aparición a lo largo de veinte años en el siguiente orden: Los nombres del aire (1987), En los labios del agua (1996), Los jardines secretos de Mogador, voces de tierra (2001), Nueve veces el asombro (2005) y La mano del fuego (2007). Las cinco novelas tratan desde distintas perspectivas la cosmología, el origen y las prácticas elementales de la ciudad portuaria llamada Mogador o también conocida como Essaouira, en Marruecos, cautiva entre el mar y el desierto. Los cinco libros se componen por diferentes voces y enfoques narrativos, siendo la mayor parte de ellos la de un viajero observador de la ciudad y de los personajes en ella —a la anti-gua usanza de Libro de las maravillas del mundo de Marco Polo (1298)—.

Una de las cinco novelas, Nueve veces el asombro, estructurada de forma cabalística con nueve capítulos y nueve textos en cada uno de ellos, contiene

4 La práctica de espacios que Sergio Pitol realiza en su literatura (y se verá que también se encuentra en el caso de Alberto Ruy Sánchez) hace pensar en ese concepto que el filósofo alemán Peter Sloterdijk menciona en Extrañamiento del mundo (2011): la metoikesis, palabra que aborda los nomadismos y los desplazamientos del humano, esa mudanza de casa y ese traslado hacia otra forma de estar en sí, como un cambista de elementos o un emigrante entre diversos estados físicos y dimensiones (89).

específicamente descripciones, condiciones y versiones sobre los orígenes de este mundo mogadoriano. En la breve trama introductoria aparecen dos amantes que realizan un rito erótico entre elementos como el aceite, el azahar y las geometrías místicas trazadas en los azulejos de los hammam. Rito del cuerpo y elementos sagrados que originan esa realidad sonámbula, como la llama Ruy Sánchez, de Mogador. Pero desde el inicio hay una necesidad por aclarar el verdadero signifi-cado de esta ciudad: “¿De verdad existe Mogador o, como aseguran algunos, es el nombre de una mujer descrita como un puerto? ¿Por qué dicen que ella siempre seduce pero nunca se le posee completamente? ¿Por qué se habla de ella con asombro? ¿Por qué le dicen la ciudad del deseo?” (26).

La complejidad de Mogador radica en este punto, en que su espacio se con-funde con el deseo mismo. La Mogador de Ruy Sánchez no está fija, sino que es un espacio en desplazamiento entre su geografía exterior y el interior del humano, situación que hace paradójica toda manera que intente explicar sus orígenes.

Dicen que la ciudad de Mogador no existe, que la llevamos dentro. (Frg. 1) Pero otros dicen que sí existe y que, justamente, la llevamos dentro. (Frg. 2) Otros, con apariencia de saber mucho más, lo cual siempre crea cierta des-confianza, afirman que Mogador existe también sobre la costa Atlántica del norte de África […]. (Frg. 3)

Por muchas razones y sinrazones le dicen también “la ciudad del deseo”. Se piensa que fue inventada por marinos deseosos de un puerto que los aco-giera con calma. O que la crearon los que navegan en el otro mar de Moga-dor, el de arena […]. (Frg. 6)5

Lo cierto es que Mogador, junto con estas poéticas suposiciones, tiene también un lado que recuerda la visión presocrática del universo y la teoría de las cuatro raí-ces del filósofo Empédocles. Mogador no podría existir sin la presencia de los cuatro elementos fundamentales: el agua, la tierra, el fuego y el aire. Elementos entre los cuales se encuentra uno más, la quintaesencia o deseo, motor, vida y razón de ser de esta ciudad. El narrador viajero dice lo siguiente: “Deseo obsti-nadamente regresar al fuego de tu cuerpo, a ese lugar donde el mundo se me mostró como poema, historia sin final, goce y búsqueda. Deseo volver a las mil personas que juntos hemos escuchado y que nos habitan. En ti el mundo se me vuelve composición que ilumina y alegra” (13). ¿De quién habla el viajero? ¿De una mujer, de la ciudad? O en otras palabras, ¿No es este un lecho utópico al que

5 Este libro de Ruy Sánchez no cuenta, salvo el prólogo, con número de páginas. Sin embargo los fragmentos que componen cada uno de sus nueve capítulos sí se encuentran numerados, este será entonces el criterio de referencia.

se busca regresar y morar? Aquí converge lo propuesto por Michel Foucault:

mediante la heteropía que materializa la ciudad Mogador en los hammam, en las prácticas litúrgicas y en las geometrías místicas. Existe también otra realiza-ción, pero esta vez la del cuerpo utópico a través del erotismo, siendo este una manera de habitar el cuerpo —el propio y el cuerpo otro6—, como una práctica más del deseo.

La siguiente cita introductoria a Nueve veces el asombro alude al pasado mismo de Ruy Sánchez: raíces familiares en el desierto de Sonora, su periodo doctoral en la Universidad de La Sorbonne, y la revelación que el desierto marroquí le dio:

Soy hijo y nieto de nómadas sonorenses, nómadas rápidos y lentos, natural de todas partes, engendro de mis deseos. Soy lo que se mueve dentro y fuera de mis ojos. Soy este sueño moribundo que se ve así mismo aleteando como un pájaro viejo a la búsqueda de algo que sigue estando más allá todavía.

Nací de un lado del Atlántico y muero en el otro, como si un puente de arena entre dos desiertos fuera el cauce de mi vida. Estudié en un lado del Mediterráneo y me enamoré del otro, como si el espíritu de un desterrado del Al-Andalus se apoderara de mi cuerpo a la vez en África y en América.

Soy y no soy. Y mal lo entiendo. (12)

Ahora es más claro. La del viajero es una doble búsqueda consagrada a la memo-ria y al deseo dentro de una geografía que ofrece, precisamente, la posibilidad abierta al rito en donde uno puede recoger fragmentos de sí mismo, haciendo que ese trayecto sea embebido por deseos y placeres colmados, febriles y profundos.

En definitiva, ¿proyectos utópicos? Que existan en abundancia y sean realiza-bles. Que el humano reflexione, ensaye, mida e idealice su propia naturaleza sedentaria y nómada, su propio desplazamiento, y que obtenga un fragmento de lo más anhelado. Pero también que las utopías no se conviertan en infiernos para otros. En este sentido, no hubo Nuevos Mundos como tal. Lo que hubo fue la pro-mesa de enmendar algunos errores cometidos y de instalar otras necesidades en un territorio que, de la misma manera, elaboraba sus propias promesas, errores y prácticas de espacio.

En la literatura mexicana Sergio Pitol y Alberto Ruy Sánchez son solo un par de casos que intentan, desde la memoria, el deseo y la escritura misma, dar forma y expresión al persistente fantasma utópico. Ese que recupera, a semejanza de su

6 Un referente más respecto al cuerpo como ese lugar utópico se halla en Steven Marcus, cuando se refiere a la utopía del cuerpo otro como una pornotopía, que consiste en la erotización del espacio visto como un cuerpo femenino, en The Other Victorians. A study of sexuality and Por -nography in Mid-Nineteenth-Century.

frágil imagen, los espacios y los momentos más queridos. Pero y bien, ¿sabríamos verlo, ese otro mundo, esa utopía naciente de nosotros? Muy probablemente lo miremos con asombro. Acaso, con espanto.

Obras citadas

Calvino, Italo. Colección de arena. Madrid, Siruela, 2001.

Certeau, Michel de. L’invention du quotidien. 1. Arts de faire. Francia, Galli-mard, 1990. [1980]

Jacob, Christian y Lestringant, Frank. “Les Îles Menues”. En su libro: Arts et légendes d’espaces. Figures du voyage et rhétoriques du monde. Paris, Centre National de Lettres / Presses de l’École Normale Supérieure, 1981.

Marcus, Steven. The Other Victorians. A study of sexuality and Pornography in Mid-Nineteenth-Century, England, London, Wiedenfeld and Nicholson, 1966.

Pitol, Sergio. El viaje. Barcelona, Anagrama, 2001.

Pitol, Sergio. Trilogía de la memoria. Barcelona, Anagrama, 2007.

Pitol, Sergio. Cementerio de tordos. México, UNAM, 2012.

Ruy Sánchez, Alberto. “Nueve veces el asombro”. En Quinteto de Mogador, México D.F., Alfaguara, 2015.

Sloterdijk, Peter. Extrañamiento del mundo. Valencia, Pre-textos, 2001.