• Nem Talált Eredményt

Según mis observaciones, las primeras reacciones literarias en el mundo hispánico venían de parte del mundo del teatro y del mundo del microrrelato. Respecto al teatro, por un lado, podemos mencionar el caso del Centro Dramático Nacional de Madrid, donde ya en primavera se encargaron obras cortas con el coronavirus como trama teatral. El proyecto recibió el título de La pira y el resultado fueron tres unidades que se pudieron ver en streaming. En El país cultural podemos leer la siguiente descripción sobre el proyecto:

El ciclo se compone de nueve piezas cortas escritas en los últimos dos meses que se agrupan en tres espectáculos en torno a tres conceptos relacionados con la pandemia y que dan título a cada uno de ellos: La conmoción, La distancia y La incertidumbre. Se representan a puerta cerrada ante varias cámaras para su emisión en directo por Internet, algo inimaginable cuatro meses atrás. (Vidales, 2020)

Otra iniciativa, aún anterior y cuyo planteamiento fue la colaboración entre dramaturgos y actores, es el llamamiento con el hashtag #coronavirusplays, que se anunció por Twitter y que fue idea del dramaturgo Jordi Casanovas, una pro-puesta para sobrellevar el confinamiento. El plan consistía en 4 puntos:

1. Dramaturgas y dramaturgos escriben monólogos o escenas, máximo 3 minutos, sobre lo que sienten, viven o sufren en estos momentos de cuarentena.

2. Cuelgan los textos en Twitter con el hashtag #coronavirusplays

3. Actrices y actores interpretan los textos que deseen y los graban con su móvil o webcam.

4. Los intérpretes cuelgan sus grabaciones en Twitter o Instagram con el hashtag

#coronavirusplays (Polo Bettonica, 2020)

Las obras de microteatro, resultados de esta iniciativa, monólogos en la mayoría de los casos, se pueden ver en Twitter hasta hoy.

Otro género, u otro campo que ha reaccionado muy rápido a la pandemia y sus consecuencias, es el microrrelato; es lógica la rápida reacción de este género tan típico del siglo XXI que, además, últimamente se publica en ediciones online. En el mismo 2020 se han publicado dos colecciones de microrrelatos de temática pandémica.

MicroDecamerón — Setecientos años después (coordinada por Paola Tena, microrrelatista mexicana) es un libro con el que volvemos a la evocación de los clásicos, ya que se trata de una antología que sigue la estructura del modelo clásico de Boccaccio. Diez escritores escriben un microrrelato por día de acuerdo al tema de la jornada, de manera parecida al Decamerón. Según la introducción, los textos tienen el propósito de “crear un refugio a donde no llega la tragedia, que se abre por medio de la palabra y nos permite, aunque sea por un momento, olvidar toda angustia e incertidumbre y simplemente divertirnos, como hicieron diez jóvenes al calor de una chimenea, hace más de setecientos años” (Tena, 2020: 7). Lo que llama la atención, leyendo los microrrelatos del libro, es que resulta difícil olvidar la angustia del momento. A pesar del carácter general de los temas propuestos, se siguen los del Decamerón desde “donde se razona lo que más agrada a cada uno” (Tena, 2020: 9) de la primera jornada hasta “donde se discurre sobre quiénes liberalmente o con verdadera magnificencia hicieron algo, ya en asuntos de amor, ya en otros” (Tena, 2020: 119). Las alusiones al contexto actual, a las preocupa-ciones y experiencias justamente de angustia e incertidumbre vuelven una y otra vez. Así lo muestran los siguientes títulos: “Cuarentena”, de José Manuel Dorrego;

“El encierro”, de Elena Casero Viana — de la primera jornada; “Vivir en

Virtua-landia”, de Dina Grijalva — del cuarto día; “Pandemia perene”, de la misma autora y de la jornada siguiente, entre otros. Realmente son escasos los textos que de una manera u otra no aludan a la situación concreta que estábamos viviendo prácticamente en el mundo entero en 2020. Son temas recurrentes la experiencia del confinamiento, la vida vivida de manera virtual, las nuevas reglas como el distanciamiento social o la obligación de llevar mascarilla. Así se ve en el siguiente ejemplo, que lleva el título “Sin conocimiento”, escrito por Adriana Azucena Rodríguez: “Los cubrebocas les recordaron que hacía años que no se besaban. Se sonrieron con un cariño que ninguno de los dos pudo apreciar” (Tena, 2020: 90).

También podemos mencionar el tema de los cambios en la vida cotidiana, la llamada ‘nueva normalidad’ o la desconfianza en las noticias.

Microbios se titula la otra colección, la de los minificcionistas pandémicos, coordinada por Patricia Nasello y editada por Dendro Ediciones en Lima, Perú.

Es una antología de escritores de catorce países hispánicos que son miembros del Colectivo Internacional Minificcionistas Pandémicos. Patricia Rivas Morales, creadora del colectivo, los presenta así en el prólogo del libro: “Nuestro colectivo originado en época actual de pandemia como una Bitácora Literaria se caracteriza por elaborar microrrelatos con leitmotiv social, como una forma de crear espacios de reflexión, ante las diferentes realidades vividas por las y los integrantes en cada país” (Nasello, 2020: 11). En esta antología tampoco faltan las referencias concretas a la pandemia actual, pero, de acuerdo al propósito, lo que domina es un pano-rama social donde se presentan problemas y dificultades que agravan más la vida de amplias capas sociales. Hambre, falta de educación, falta de dignidad humana, la explotación y la contaminación de la naturaleza, niños solitarios y huérfanos, enfermedades y mala salud (física y mental) o la prostitución son los elementos de esta realidad que, con la pandemia, se vuelve en aún más difícilmente vivible.

Un ejemplo muy expresivo es el texto de la autora mexicana Karla Barajas Ramos, titulado “Con protección”:

Entraremos al motel y no habrá besos, usaremos guantes de látex para acariciarnos y mantendremos la boca cubierta. Nos ducharemos al finalizar para no arriesgar-nos, advertí al cliente, quien a mitad de la copulación se quitó el cubrebocas, arrancó el mío y me dejó cubierta con su saliva y semen. Aunque me preocupa contraer el virus porque tengo más de sesenta, sé que son gajes del oficio (Nasello, 2020: 20) Sobre lo que quiero llamar aquí la atención es la función social, de denuncia social, de transmitir problemas sociales. Se recurre a textos literarios que, de esta manera, se relacionan directamente con la realidad vivida por distintos grupos,

comunidades e individuos de condiciones muy distintas, pero que tienen en común el hecho de vivir la pandemia, el confinamiento y otras consecuencias de este momento histórico.